Cultura Árabe

Europa se cree que es la cuna de la civilización; sin embargo, no lo es. De esa forma, todos los inventos y descubrimientos se tabulan, con el primer europeo – sea primero o no - que participó. Como Grecia fue la primera nación culta de Europa, los libros de historia manifiestan que la cultura de la humanidad, empezó en Grecia en el año 500 AC ¡Tremenda equivocación! Y luego complementan: Y se detuvo en el 500 DC, con la caída del imperio romano. Y después afirman: Y del año 500 DC hasta 1,500 DC, hubo un retroceso cultural y un estancamiento del progreso e intelecto; para empezar nuevamente, con el renacimiento europeo. Esto lo encontramos en numerosos libros de texto de corte europeo. Incluso, Carl Sagan, brillante astrofísico, en su libro Cosmos, admite esta absurda aseveración. ¡Esto es solamente la historia de la cultura Europea¡ La mayoría de los occidentales ignora la deuda de su civilización con la cultura árabe. Algunos, sin embargo, reconocen este aporte únicamente como el medio de conservar el pensamiento griego perdido en Europa y retransmitirlo. ¡Nada más apartado de la realidad! 

La cultura de la actual civilización del Homosapiens empezó desde 4000 años AC en los países que hoy conforman el mundo árabe, de origen semita y con idiomas parecidos emparentados entre sí. La civilización egipcia y mesopotámica (caldea, Babilonia y Asiria), fueron totalmente cultas entre 3500 y 4000 AC, cuando Europa estaba sumida en la prehistoria e incluso mucho antes que otras civilizaciones antiguas como la Hindú y la China. Ese fue el primer periodo que el mundo árabe culturizó a Europa a través de Grecia. El segundo lo constituyó el periodo entre 500 hasta 1500 DC, en lo que se ha llamado el periodo del Oscurantismo de la Edad Media, donde Europa se encontraba sumida en la barbarie y fue nuevamente culturizada por los árabes, a través de España, Portugal, Sur de Europa y las islas del Mediterráneo y que dio lugar al renacimiento Europeo del siglo XVI. Empezaremos por el primer periodo. La cultura antigua; educando a Europa a través de Grecia. A pesar de que la cuna inicial era la península arábiga, el termino árabe no se aplicaba en aquellos tiempos más que a los pobladores originales de dicha península.
 
“Dchesirat al Arab” es una “Isla de arena”. La lluvia es escasa. El Mar Rojo y el Golfo Pérsico son estrechos. No se forman nubes; las que se forman en el Océano índico son atajadas por el macizo montañoso del Yemen. Una isla de arena, más en la época glacial, tierra fértil. El manto de hielo nunca pasó los límites de las montañas de Asia Menor hacia el sur. Allí, al menos, está el punto de salida de la teoría Winckler-Caetaní respecto al pasado de Arabia y ésta, es la más plausible. En otro lado se congelaba el mundo; Arabia, patria primitiva de los pueblos semitas, enverdecía y florecía; sin embargo, posteriormente, incontenibles se extendían la sequía, continuaba la estepa y la arena. De este paraíso solamente quedó una estrecha franja de la costa. Aquí los habitantes de la “isla” se amontonaban cada vez más a consecuencia del exceso de población con decadentes posibilidades de vida. Solo quedaban dos soluciones posibles, ambas conducían hacia el norte.

Hace 5,500 años comenzaron la larga marcha los dos primeros grupos. Uno, a lo largo de la costa oeste hacia la Península de Sinaí, subiendo hasta el fértil valle del Nilo. Allí estaban los hamitas, los semitas se mezclaron con ellos y engendraron a los egipcios. Como una sóla muestra; las pirámides de Egipto, siguen siendo las primeras maravillas de la antigüedad. El otro, elige la ruta este y echa raíces en la igualmente fértil tierra mesopotámica entre el Tigres y el Éufrates, donde viven los sumerios. Allí constituyen la civilización babilónica, de grandes obras en irrigación, construcción y escritura. 

El mundo hereda de ellos la construcción de arcos y bóvedas, de la rueda y un sistema de medidas y pesas; el sistema sexagesimal, basado en el sesenta, que es una sexta parte de la esfera celeste, que suma 360 grados. Aún hoy calculamos con esto (una mirada al reloj lo confirma). Los Jardines Colgantes de Babilonia, como un ejemplo adicional, se consideran una maravilla de la antigüedad. Alrededor del año 2,500 a.c. se mueve la segunda ola migratoria hacia el norte: los amoritas. De ellos forman parte los cananeos, que pueblan Siria y Palestina, y los fenicios que desarrollan un alfabeto de veintidós signos simples; esta también es una obra de orientación para la Humanidad: El primer alfabeto. Fueron grandes comerciantes y brillantes navegantes. La afirmación que fueron los primeros en llegar a América, mucho antes que Colón y que los Vikingos, ha adquirido ya, validez científica. Nuevamente un milenio después, los hebreos parten hacia el norte, hacia Mesopotamia y luego, hacia el sur de Siria, a Palestina; los arameos ocupan el territorio entre las montañas del Líbano y del antiLíbano. Los hebreos le deben al mundo su concepción del único Dios, compartido más tarde por el cristianismo y el islamismo. Otra vez, luego de mil años, desde el sur vienen los nabateos. Se instalan al noreste de la península de Sinaí. De su civilización, aún como ruinas, se ven los restos imponentes de la ciudad de Petra, grabados en rocas rojas.

La historia de las migraciones semíticas de Arabia hacia el norte, formando diferentes pueblos – emparentados entre sí, y con idiomas parecidos – que dieron origen a la cultura de la Humanidad. Pero también quedaba cultura en la península Arábiga, ya que no todos emigraban. Delante de una incisión en la barrera rocosa están los restos de la otrora gigantesca obra de construcción de la antigüedad árabe: el dique de Mariaba. Durante más de mil años contuvo las aguas que caían de las montañas después de los chaparrones.

En este tiempo, el dique, un sistema genial de represas, esclusas, torres de piedra sólidas, distribuidores, acueductos y canales, convirtió a la planicie al borde del desierto en un paraíso floreciente, esta instalación mamut les parecía tan imponente a los pueblos europeos, que creían cientos de años después que una raza de gigantes debía haber creado esta construcción. Ahora hablan de los ovnis. Los sabaneses que dominaban toda Arabia del Sur, eran los fenicios del Océano Indico. Las ciudades en el extremo norte de la calle del incienso, eran ricas, mientras lo siguió siendo Yemen, Tiros, Petra, Palmira e Hira.  

De las tierras altas al sur oeste de Mariaba irrumpieron Los Himiaritas. Bajo una renovada dirección, los himiaritas, cuyos reyes se llamaban “Tobba” se construyeron las ciudadelas de Ghudman en Saná, un palacio fabuloso de mármol y porfirio de 20 pisos, con techos de alabastro, casi transparente, el primer rascacielos de la historia. Otros se quedaban también en las estrechas faja costrera, formando las ciudades de la Meca y Medina. Los que se quedaban eran los únicos a los cuales se les seguía llamando árabes. Pero todos, tenían ese origen.

Si analizamos todos los inventos y descubrimientos de estos pueblos semitas, de origen árabe, observamos que son fundadores de la cultura de la Humanidad, mucho antes que Grecia y Roma. Los árabes hicieron descubrimientos significativos en los campos del a medicina y cirugía, álgebra, geometría, aritmética, literatura, agricultura, botánica, astronomía, física, óptica, obras manuales, derecho, arquitectura, educación sexual y el resto de ciencias físicas y matemáticas.Sientan aquí sus bases para que los griegos se nutran.

Basta ver algunos ejemplos. Invención de la escritura y las matemáticas; la geometría, la rueda, las palancas, la metalurgia; irrigación de cultivos, acueductos, diques, invención del arco y las bóvedas, abonos; grandes construcciones, arte de la momificación; desarrollo de la lógica y sintaxis de la gramática y la escritura; siendo primero de carácter jeroglífico (Egipto); cuneiforme (Mesopotamia); aunque luego, un pueblo semita, los fenicios o puni, procedentes del norte de Arabia, desarrollan el primer alfabeto compuesto de 22 signos simples, del cual parten todos los alfabetos, por más distintos que estos sean entre sí.

Inventaron un sistema complejo de medidas; longitud, área, volumen, capacidad, peso, etc. Desarrollan el comercio y la navegación, enormes monumentos, esculturas, templos y ciudades; construyen los primeros rascacielos operativos. Domestican el caballo, el camello y el elefante. Descubren el sistema sexagesimal. Construyen astilleros, medición de los vientos, aplican principios químicos a las aleaciones metálicas; inventan los principios de la topografía y cartografía; asfaltan las calles, con un sistema parecido al actual; acuñamiento de monedas; sistematizan las finanzas, avances en las ciencias, artes y matemáticas. Literatura amplia y variada; filosófica, teológica, científica, etc.

Esta cultura original fue la base de la civilización. De allí se alimentaron los griegos, quienes adquirieron sus conocimientos de Egipto y Asia Menor. Se dice que el griego Herodoto es el padre de la historia, pero él tan sólo fue un alumno de maestros egipcios. Pitágoras, Euclides y prácticamente los primeros matemáticos griegos; aprendieron de las civilizaciones de Egipto y el Asia Menor. Los conceptos de algunos apólogos de Ahiqar se encuentran de nuevo en las famosas fabulas de Esopo, e incluso la biografía de este último, aparece influida por la del antiguo sabio oriental.

Otro ejemplo, el tema de la leyenda de Keret, es decir las empresas guerreras de un héroe por la conquista de una bellisima mujer, recuerda el de la Iliada (Helena de Troya) y toda una serie de personajes de situaciones, de términos y de expresiones de la literatura ugarítica, sugiere su influencia en la griega antigua. Se ha observado con razón, que el tema del héroe errante, propio de la Odisea, encuentra sus precedentes en la literatura egipcia, y que en mitos griegos, tales como la teogonía de Hesíodo o la historia de Atlas, tiene impresionantes equivalentes en la hitita, etc.

La civilización griega queda así solidamente basada en el ambiente literario, religioso, científico y artístico de las civilizaciones antiguas de los países que hoy conforman el mundo árabe. Al igual que la cultura griega, se alimentó de la cultura árabe antigua, y que se ocultó su influencia, llegando incluso a poner como griegas, copias y traducciones textuales. Una nueva copia, más burda y maliciosa lo corresponde el Renacimiento Europeo, que nació y se alimentó de la cultura semita, por medio de la traducción de las obras y descubrimientos árabes, en su mayoría musulmanes, pero también judíos y cristianos.  

La Conquista Árabe de España, Portugal, sur de Francia, sur de Italia e Islas del Mediterráneo. El problema fue ocultar malintencionadamente los originales y los nombres de los legítimos descubridores. Algo parecido pasó con los Evangelios originales escritos en Arameo, idioma semita, emparentado con el árabe y el hebreo, del cual sólo nos quedan las copias al griego o al latín. O bien, con el caso del descubrimiento de América por Colón. El nombre viene del cartógrafo que elaboró los mapas, de nombre Américo. Era la costumbre de darle todo el crédito al simple traductor. Europa quiere ser la cuna y la civilización original de la Humanidad, pero no lo es.

En el siglo VII D.C. se encuentra nuevamente sumida en la barbarie. En cuanto a los árabes, su tiempo, el de su apogeo, el de su civilización, va del siglo VII al XV. En esta Segunda Época, cuando con el advenimiento del Islam, los pueblos del Asia Menor, y del norte de África de origen semita o semítico-jamita, con tronco lingüístico común y originarios históricos de la península Arábiga, se unen, constituyéndose en lo que hoy conocemos por mundo árabe. De religión musulmana en su gran mayoría, pero también con florecientes e igualmente cultas comunidades árabes de religión cristiana e incluso Judía.

Ahora conocemos el papel decisivo de la cultura hisponoárabe en la formación de la filosofía, la ciencia, la poesía; en fin, de toda la cultura de la Europa Cristiana. Su influencia alcanzó las cimas del pensamiento medieval, por ejemplo la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino y la Divina Comedia de Dante. El Quijote de Cervantes, el criticón de Gracián, etc e incluso, ya se han iniciado los estudios sobre la influencia árabe sobre las obras de William Shakespeare o de quien usó su nombre.